Cultivo exterior de marihuana, creciendo al natural.
Por Miguel Gimeno.- Todo cannabicultor de exterior inicia su cultivo con la clara intención de obtener, en mayor grado posible, la cantidad necesaria para cubrir su consumo anual, lo que supone una producción total de entre 1 y 4 kilos de sumidades floridas femeninas de marihuana secas, o sea, de cogollos secos.
El cultivo exterior de marihuana puede hacerse, en maceta o suelo, al aire libre, en terrazas, balcones, invernaderos, o en casa (propiedad privada) o furtivo (en tierra de nadie), todo dependiendo de las posibilidades y ganas de trabajar de cada cannabicultor. Cada sistema de cultivo conlleva sus ventajas y desventajas.
El cultivo en maceta es menos productivo que en suelo y, para mí, es mucho más laborioso y requiere mayor conocimiento de substratos, abonos, agua, crecimiento y floración de la variedad sembrada,
Yo recomiendo utilizar substratos bien mullidos. Existen substratos comerciales para el cannabis en tiendas especializadas, éstos suelen contener mezclas de turbas rubias y negras y fibra de cobo, a la que se le añaden arcillas expandidas como perlita (en el mayor de los casos) y vermiculita, así como enmiendas orgánicas o químicas (yo eligiría con enmienda orgánica, evidentemente). Nota: cualquier substrato con olores distintos al de la tierra mojada debe se rechazado. La gran mayoría de substratos comerciales para cannabis están confeccionados con el fin de no necesitar abonos hasta la floración. La vida de un substrato se acorta en forma exponencial cada vez que queda reseco y sin agua, perdiendo la capacidad de retener agua y nutrientes, por lo que es imprescindible evitar estas oscilaciones hídricas extremas no dejando nunca al substrato resecarse. Altos contenidos de humus de lombriz o de cualquier otro tipo de materia orgánica debidamente compostada mejora la capacidad de retención hídrica de los substratos (podemos mejorar el substrato comercial realizando la siguiente mezcla: 55 % substrato comercial + 40 % Humus de Lombriz + 5 % vermiculita ó perlita). La instalación de un sistema de riego automatizado también nos ayudarán a mantener el substrato húmedo.
A la hora de cultivar en maceta también hay que tener en cuenta el crecimiento radicular del cannabis. El sistema radicular de la marihuana es una potente raiz pivotante, que está acostumbrada a penetrar en los suelos a gran profundidad. Como su sistema radicular es potente conlleva a una colonización casi total del substrato por parte de las raíces en un período corto de tiempo. Y claro, si trasplantamos muy pronto las plantas al contendor donde tenemos pensado cosecharlas, las raíces colapsaran antes de la cuenta el substrato provocando un estancamiento en el crecimiento y floración de nuestras plantas, pudiendo incluso provocarles la muerte por asfixia radicular por estrangulamiento). Para evitar este problema es recomendable realizar varios trasplantes a contenedores cada vez mayores hasta que se inicie la floración, momento en el que se trasplantaría a su contenedor definitivo.
Las patologías más comunes que podemos encontrarnos durante la fase de crecimiento en cultivos en macetas son: la mosca blanca, al principio de la fase de crecimiento, no creando mayor daño que pequeños puntos blancos en las hojas provocados por sus picaduras pero no frena prácticamente el crecimiento, excepto en casos muy extremos (casi siempre provocados por fuertes desequilibrios en el medio), se pueden utilizar bandas cromáticas adhesivas para provocar que se queden pegadas, y como insecticida combativo realizaremos pulverizaremos una disolución de purín de ortiga y decocción de cola de caballo, también se puede pulverizar con una suave disolución de un insecticida natural, por ejemplo: piretrina natural (no utilizar piretroides sintéticos pues suelen llevar como sinergizante al Butoxido de Piperonilo que es una sustancia cancerígena); las plagas que atacan a la tierna brotación como los gusanos foliares, que se enroscan en las hojas para tejer su crisálida y metamorfosear, destrozándolas y mordisqueándolas, aunque los daños son mínimos podemos tratar con una pulverización con Bacilus Thurighensis Kurstaki, y repetirla pasados 15 días; las plagas que aparecen cuando se han producido continuos estreses hídricos en las plantas tales como araña roja, trips, chinches,…., que se evitarían de forma preventiva con mantener siempre el substrato humedecido y plantar por los alrededores plantas anfitrionas de fauna auxiliar (predadores), como amaranto, anís, diente de león, hiedra, hinojo, menta, mostaza, trébol, …, en caso de ataque serio resulta bastante difícil combatirla de forma radical con tratamientos ecológicos, utilizar rotenona o piretrinas con severas pulverizaciones en las zonas de mayor población y ligeras en las zonas menos afectadas, sobre todo por el envés de las hojas; las plagas que aparecen cuando hay una humedad alta y temperatura templada, como el pulgón y enfermedades criptogámicas (hongos), para ello sirve como buen remedio preventivo suaves pulverizaciones de preparado de purín de ortiga combinado con decocción de cola de caballo; las patologías nutricionales consecuencia de bloqueos de nutrientes producidos por antagonismo entre los mismos, consecuencia ello bien de abonados desmesurados (pudiendo llegar a quemar la planta y matarla), de mala combinación o elección de los abonos a utilizar (usar abonos alcalinos en substratos alcalinos provocará a la larga un bloqueo en el suelo como consecuencia de la subida del pH), o incluso por la falta de agua en el suelo, que también conlleva a una subida del pH y el consecuente bloque de nutrientes (la materia orgánica hace de tampón en el suelo, lo que provoca cierta regulación del pH, no hay que dejar que el substrato se deshidrate); y las patologías producidas por agentes climáticos, que en el caso de cultivos en terrazas es el exceso de insolación en los meses de verano, que puede llegar a ser perjudicial sobre todo con el uso de macetas de color negro, pues las temperaturas que alcazan superan los 40 ºC, momento en el que comienzan a inmovilizar los nutrientes en el suelo (se puede evitar el exceso de insolación con el uso de mayas de sombreo, yo recomiendo utilizar mayas del 30 % de sombreo, máximo, con ello se reduce de forma considerable la insolación).
El cultivo en suelo por el contrario es mucho más productivo y menos laborioso que el cultivo en maceta. Si realizamos un adecuado abonado de fondo de tal forma que cubrimos las futuras exigencias que pueda demandar nuestro cultivo, tan sólo nos quedará regar de forma abundante. El mayor inconveniente del cultivo en suelo es la dificultad en el manejo de algunas plantas debido al gran porte que pueden llegar a alcanzar (hasta 5 metros de altura). El tamaño elevado además de dificultar el trabajo de observación y tratamientos, también es causa junto al fuerte viento o lluvia de destrozos por desmembramiento de algunas ramas, pudiendo mermar de forma considerable la producción. Para evitar roturas debemos enturar la planta cuando sobrepase el metro de altura; si el tutor a su vez lo anclamos con cuerdas a cuatro vientos fijaremos el tallo central por completo, tan sólo quedará ir fijando con cuerdas las ramas más pesadas a los tallos, o bien construir un esqueleto externo con cañas o maderas que haga de soporte de las mismas. Las plagas que pueden aparecer son las mismas que en maceta pero en menor probabilidad y grado.
El cultivo en invernadero es algo más propenso a padecer plagas que los cultivos a cielo abierto, por lo que resultan más delicados en su manejo. Si se establece una plaga puede que la arrastremos todo el cultivo, así que es conveniente realizar dos tratamientos preventivos por mes. Los tratamientos han de ser preventivos, yo recomiendo realizar fitoterapia preventiva con las plantas (decocción de cola de caballo, purín de ortiga, preparado de manzanilla, de ajo,…), aunque podemos utilizar preparados comerciales como aceite de neem, piretrina, rotenona, quasia amara, tintura de própolis, etc. El invernadero podemos recubrirlo con maya de sombreo, reduciendo la insolación. Otra ventaja del cultivo en invernadero es la reducción de la probabilidad de rotura por viento, fuentes lluvias o granizo.
El cultivo furtivo, o en tierra de nadie, además de los mismos problemas que el cultivo en tierra, hay que añadirle el propio problema de cultivar en tierra de nadie ya que se hayan expuestas de forma continua a terceras personas no deseadas así como de animales salvajes y de pastoreo. Y el mayor problemas de los furtivos es el aporte de agua discreto, por lo que es recomendable situarlo en las inmediaciones de un río, pantano, barranco, arroyo,…, para evitar ser visto proveyendo de agua a nuestro cultivo.
Y si todo lo hemos hecho correctamente sólo nos quedará esperar el inicio de la floración para comenzar con la cuenta la atrás.
Por Miguel Gimeno
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